8. LOS COMPLICES DE HITLER
El pensamiento nacionalsocialista no nació en 1932, cuando Hitler ganó las elecciones, convirtiendo al NSDAP en la primera fuerza política del parlamento alemán, sino que se fraguó mucho antes. Un sistema político, económico, social, militar y cultural tan complejo como el nazismo solo pudo levantarse gracias a la decidida participación de muchas personas y en distintos niveles.
En general, no fueron personas perturbadas, degeneradas, dementes o inadaptados sociales, por mucho que a muchos de ellos la historiografía clásica o los medios sociales sensacionalistas los hayan pretendido presentar de esta manera. Durante la mayoría de sus vidas fueron personas completamente normales, según el estándar habitual en la época.
Casi todos ellos procedían de la clase media y muchos compartían los atributos culturales convencionales de la burguesía alemana, fuertemente conservadora y nacionalista. Lo que más les unía era la perdida de su identidad como clase social y en consecuencia su baja autoestima a la que les había conducido la profunda crisis económica y social tras la derrota de Alemania en la primera guerra mundial.
Hitler les ofreció una vía que les permitiera superar los sentimientos de inferioridad y vinculó el destino de todos -y el suyo propio- a lo que presentó como un camino hacía una nueva Alemania, que pasaría de la derrota y la humillación al renacimiento y la regeneración. Para ello, sólo era necesario que siguieran a su líder, cuyo culto a la personalidad se forjó mediante una propaganda incesante y omnipresente.
Entre estos colaboradores se encontraba ¨la vieja guardia¨, nazis desde los inicios que formarían parte ya del primer intento de golpe de estado en 1923. Esta ¨camarilla¨ sería la que tomaría en un futuro posesión de los cargos más importantes dentro del Tercer Reich. Aunque, en un principio no llegaron a esos puestos de responsabilidad con el fin de enriquecerse o manejar el poder, cuando se les presentó la ocasión, muchos no vacilaron en aprovecharla. Ocuparon un papel importante como motores y agitadores primero y posteriormente lo acompañaron con sus intrigas y traiciones. La mayoría de sus decisiones estarían revestidas de una inhumanidad y crueldad sin precedentes.
Establecieron un fuerte mecanismo de vigilancia, control y persecución contra cualquier disidencia. No había prensa libre, ni justicia independiente, ni alternativas políticas, ni gobiernos locales con libertad de acción; no había ninguna otra entidad, fuera del Partido Nazi, salvo las dos excepciones -cada vez más hostigadas y frágiles- de las Iglesias y las fuerzas armadas.
Todos ellos siempre consideraron, aunque hoy nos parezca descabellado, que aunque se perdiera la guerra y Hitler desapareciera, el nazismo podría seguir existiendo, de ahí sus luchas internas con hacerse con el control de los despojos del régimen y tratar de lograr una paz por separado con las fuerzas aliadas.
Entre las figuras clave del régimen nazi, podemos destacar.
Rudolf Hess (1849-1987): El confidente de Hitler
Poseía una mente compleja e inteligente. De costumbres sencillas. Nunca perdió su orgullo ni su sentido de la dignidad. Era un hombre ingenuo, poco firme en sus determinaciones y con una pronunciada afición al esoterismo, al ocultismo a la astrología y a las medicinas paralelas.
Hess había nacido en Alejandría, que era entonces dominio británico, el 26 de abril de 1894. Fue un héroe de la Primera Guerra Mundial, como soldado del Séptimo Regimiento de Artillería de Campo de Baviera y batalló contra los británicos en el Somme y en Ypres, dos trincheras épicas de aquella guerra, en las que ganó una Cruz de Hierro. Fue herido en julio y agosto de 1917, primero en el brazo y luego en el pecho; convaleciente todavía, se inscribió en las bases aéreas de Oberschleissheim y Lechfeld para ser piloto, pero la guerra terminó antes de que entrara en combate.
Los británicos se habían quedado con la pequeña fortuna familiar amasada en Egipto y Hess se unió en Alemania a la Sociedad Thule, un grupo antisemita de derecha y a los Freikorps, una organización paramilitar en la entonces República de Weimar, una experiencia socialista que terminó en desastre. Estudió Historia y Ciencias Económicas en la Universidad de Múnich y aprendió geopolítica de labios del ex general Karl Haushofer, que impulsaba el concepto de “espacio vital” para justificar las ambiciones alemanas de conquistar por la fuerza un territorio ubicado en la Europa del este. Hitler haría de ese concepto uno de los pilares del NSDAP, Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Hess diría de sí mismo, años después, que Egipto lo había hecho nacionalista, la Primera Guerra lo había hecho socialista y Múnich lo había hecho antisemita.
Durante los primeros años del despegue de la ideología nazi. En 1920 conoció a Adolf Hitler, cuando lo escuchó hablar en Múnich. Quedó encandilado, fascinado, seducido por su personalidad, y se unió de inmediato al NSDAP como miembro número dieciséis del partido. Participó en el intento fallido de golpe de estado, el Putsch de 1923. Los dos acabaron en la cárcel y la relación entre Hitler y Hess se estrechó. En la prisión de Landsberg Hitler redacto la que resultaría ser su obra ¨Mein Kampf¨(Mi Lucha) que fue transcrita por Hess, quien también aportó sus propias ideas antisemitas. Se convirtió en lo que sería la columna vertebral del nazismo.
En 1925, Hitler le nombró su secretario privado y su asistente personal en junio de 1929, lanzado ya a la toma del poder. Hess lo acompañó por todo el país en sus actos y discursos de campaña, lo que le convirtió en su mejor amigo y confidente. En diciembre de 1932 Hess fue nombrado comisionado político del NSDAP y con Hitler ya en el poder fue su lugarteniente y hombre de confianza, el único que podía verlo en cualquier momento del día sin cita previa. Desde 1933 desempeñó las funciones como diputado, líder del partido y ministro sin cartera. En 1935 Hess firmó, junto con el Führer, las infames leyes raciales de Núremberg. Por un decreto de 1 de septiembre de 1944 era el segundo en la sucesión por detrás de Göering.
Uno de los mayores misterios de la segunda guerra mundial fue el enigmático vuelo que realizó desde Ausburgo (fábrica de los aviones Messerschmitt) a Escocia el 10 de mayo de 1941. Poco antes de las 18 horas después de cruzar Alemania, el Mar del Norte y las tierras bajas de Escocia, cerca de Glasgow y ya casi sin combustible, se lanzó en paracaídas para intentar entrevistarse con Churchill y proponerle a Gran Bretaña la paz y una alianza contra la Unión Soviética... Idea personal, Misión encargada por Hitler, Aún hoy es un misterio. Los británicos siempre han sostenido que Hess enloqueció y fue esa la excusa utilizada por Hitler para borrar del mapa alemán la figura de Hess.
Cuando Hess voló a Escocia, comenzaba a ser ya una figura borrosa en el entorno del Führer. En siete u ocho años, todo había cambiado bastante para Hess, mantenía los favores y la amistad de Hitler pero su influencia era prácticamente nula. Churchill afirma en sus memorias que nunca dio crédito alguno a aquella aventura de Hess y que su intento tenía por finalidad volver a recuperar los favores de Hitler.
Según el decreto de sucesión de 1 de septiembre de 1939, después de Göring venía Hess. Con su desaparición de la escena política, el problema de la sucesión tenía que ser examinado de nuevo. Las principales figuras del Reich, Hermann Göring, Heinrich Himmler, Joseph Goebbels y Martín Bormann comenzaban su guerra personal por los dominios de los resortes del Reich y por la suerte de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. La figura del tenaz Bormann, que ese mismo año de 1941 había comenzado a ejercer como secretario personal de Hitler comenzaba a emerger con fuerza en su círculo personal.
Rudolf Hess permaneció prisionero de los británicos hasta 1945 que fue enviado a Nuremberg para ser juzgado donde fue condenado a cadena perpetua y fue trasladado a la prisión militar de Spandau, en Berlín el 18 de julio de 1947. El penal era custodiado por cuatro países. Gran Bretaña, Francia, Unión Soviética y Estados Unidos que se turnaban mensualmente.
Desde 1966 fue el único recluso en esa prisión. Hess se ahorcó con un cable eléctrico colgado a una ventana en los terrenos de la prisión el 17 de agosto de 1987. Sus restos fueron incinerados y arrojados al mar. La prisión fue demolida poco después para evitar que la convirtieran en un lugar de peregrinación nazi y actualmente lo ocupa un centro comercial.
Es considerado como el último enigma del Tercer Reich. La lista de preguntas sin respuesta es larga. ¿Cuales fueron los motivos que le llevaron a realizar ese famoso vuelo?. A las que hay que añadir los episodios de Núremberg y de Spandau. ¿Cómo puede concebirse que, exculpado en el proceso de Núremberg de las acusaciones de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad, Hess fuera condenado a perpetuidad mientras que un alto responsable como Albert Speer, un fiel a Hitler hasta los últimos días del Reich, culpable de la esclavitud industrial de millones de hombres y mujeres, fuera condenado solamente a veinte años de prisión? ¿Cómo un hombre, de noventa y tres años, artrítico y medio ciego -prisionero único, vigilado por una plétora de guardias y guardianes en Spandau- pudo ahorcarse con un alargador eléctrico en un cobertizo del jardín?.
Joseph Goebbels (1897-1945): El maestro de la propaganda
Era el intelectual del partido nazi y era respetado por su inteligencia, su eficacia administrativa y su aparente integridad personal. Por su naturaleza era un hombre práctico con un carácter inquieto y radical. Su fanatismo y antisemitismo fue extremo.
Nació un 29 de octubre de 1897 en Rheydt (Renania del Norte-Westfalia). Su infancia estuvo marcada por la tensa situación económica de su familia. Padeció de mala salud y padecía una deformación de su pie derecho curvado hacia adentro y de longitud menor que su pie izquierdo, lo que le provocaba cojera al caminar lo que le impidió alistarse en el Ejército.
Estudió germanística (Filología alemana) y filología clásica en distintas Universidades de Alemania, logrando su doctorado en 1921 y trató de convertirse en un escritor reconocido sin demasiado éxito. Comenzó a redactar su diario personal en 1921 y no dejaría de hacerlo hasta su muerte, siendo una fuente importante para los historiadores.
El juicio a Hitler por alta traición (febrero de 1924) derivado del fallido intento de golpe de Estado en Múnich, conocido como el Putsch de la Cervecería (8 y 9 de noviembre de 1924) le facilitó a Hitler una extensa cobertura mediática y una plataforma propagandística. Es en ese momento cuando despierta el interés de Goebbels por Adolf Hitler y el nazismo aunque un año antes había conocido a algunos miembros del NSDAP entonces prohibido.
Desde el primer momento sintió simpatía por el programa político y en especial por el carisma de su principal orador, Hitler. En febrero de 1925 se unió al partido (nº 8762, posteriormente rebajado al nº 22). En 1926 durante el Congreso del NSDAP celebrado en Weimar, Goebbels participó por primera vez como orador del partido. Como Hitler, utilizaba el espejo donde practicaba sus habilidades para hablar en público. Dejaba poco a la improvisación, sus gestos e inflexión de la voz era planificada previamente para lograr un mayor acercamiento con los espectadores. Mientras la declamación de Hitler era ronca y apasionada, la de Goebbels era serena, sarcástica e, incluso, humorística.
En enero de 1933, Adolf Hitler fue nombrado canciller, y poco después designó a Joseph Goebbels como Ministro de Propaganda. Aprovechando su nueva posición logró controlar la totalidad de los medios de comunicación y manejando la industria de la propaganda de manera magistral para la causa nazi, adaptándose al lenguaje del siglo XX. También aprovechó para revisar sus diarios que cubrían el ascenso de Hitler al poder.
Su papel no se limitó únicamente al control de los medios de comunicación, las artes e información del país, sino que recomendó a Hitler medidas con las que llevar a cabo una guerra total. En julio de 1944 Hitler nombró a Goebbels "plenipotenciario para la guerra total". Sin embargo, sus proyectos en este aspecto no fueron tan efectivos como su administración propagandística.
Goebbels ejerció un papel clave en el ejercicio de contaminación de las mentes de los ciudadanos alemanes contra los judíos y en la agitación de masas. El 30 de abril de 1945, antes de suicidarse junto con su esposa Eva Braun, Hitler lo nombró canciller de Alemania. Se suicidó el 1 de mayo de 1945 en el búnker del Führer de Berlín, tras ejecutar a su mujer y sus seis hijos (tenían entre 5 y 13 años), un día después del suicidio del propio Hitler.
Sus restos y los de su familia, como los de Hitler, fueron parcialmente quemados en el jardín de la Cancillería. Posteriormente recuperados por los rusos y trasladados en varias ocasiones.
El último entierro ocurrió el 21 de febrero de 1946 en las instalaciones del SMERSH en Magdeburgo. En 1970, poco antes de la desaparición de la RDA, Yuri Andrópov, entonces director del KGB, autorizó una operación para localizar y destruir los restos, se exhumaron y el contenido fue incinerado. Las cenizas posteriormente arrojadas al río Biederitz, un afluente del Elba.
Hermann Göering (1893-1946): Creador de la Gestapo y Mariscal del Reich.
Fue el segundo hombre más poderoso de la Alemania Nazi y posiblemente uno de los personajes más famosos y también más detestado. Era un tipo arrogante, fanfarrón, vanidoso y egocéntrico, así como un excéntrico megalómano. Vestía con cierta extravagancia, un amante de los uniformes vistosos, capaz de ir con un uniforme blanco en pleno invierno, con los dedos cubiertos de sortijas, perfumado, maquillado, lo que unido a su corpulencia, le hacía parecer un personaje grotesco.
Nacido el 12 de enero de 1893 en Rosenheim, Baviera. Muy pronto mostró interés en la carrera militar y con dieciséis años ingresó en la academia militar en Lichterfelde, Berlín donde se graduó con honores. Se unió a la embrionaria fuerza aérea alemana, convirtiéndose, a la muerte del héroe nacional Manfred von Richthofen, el famoso Barón Rojo, en comandante del célebre escuadrón. Durante la Primera Guerra Mundial fue condecorado con varias Cruces de Hierro. Acostumbrado a la vida militar, la reincorporación de Göring a la vida civil fue, como la de muchos otros, traumática. Decidió abandonar el país para trabajar como piloto comercial en Dinamarca y Suecia.
De regreso a su país en 1921 estudia Ciencias políticas y en 1922 se afilió al NSDAP y Hitler lo puso al frente de las temibles Secciones de Asalto (SA) llamados ¨camisas pardas¨. Igualmente participó activamente junto al líder nazi en su fallido golpe de Estado, el famoso putsch, que se inició en una cervecería de Múnich en 1923, resulta herido y huye a Austria para evitar ser encarcelado. Mientras recibía tratamiento por las heridas desarrolló una adicción a la morfina que le acompañaría hasta el final de sus días.
En las elecciones de 1928 ocupó uno de los doce escaños que consiguió el partido nazi, convirtiéndose en uno de sus principales líderes gracias a sus dotes diplomáticas y sus contactos en determinados círculos sociales de la industria alemanas, lo que le permitió alcanzar la dirección del partido. A pesar de ese ascenso imparable que Góring iba alcanzando dentro del partido, Hitler nunca le devolvió el tan ansiado control de las SA, que cedió a su eterno rival, Emst Röhm.
En 1933 Hitler se convierte en Canciller de Alemania y Göring fue nombrado Ministro sin cartera. Pasó a convertirse en uno de los partidarios más leales a Hitler lo que le permitió ir acumulando cargos sin cesar. En junio de 1934 participó en la purga de los líderes de la SA, la llamada noche de ¨los cuchillos largos¨, donde eliminó a uno de los principales enemigos de Hitler, Röhm y por el que sentía una profunda animadversión ya que se refería a Göring como ¨el piojo gordo¨.


Desde su posición de ministro del interior en Prusia, inició la remodelación de las fuerzas policiales, introduciendo en las fueras policiales prusianas a algunos miembros de las SA y las SS de nueva creación y creándose los primeros campos de concentración. Al final, este grupo policial se acabaría convirtiendo en el embrión de lo que sería mucho más poderoso, la Gestapo, la policía secreta del nazismo.
Conocedor de las posibles consecuencias futuras, con habilidad logró liberarse de su responsabilidad en la Gestapo y en la gestión de los campos de concentración, cediendo su cargo de jefe de seguridad del Reich a Heinrich Himmler. Así liberado de las sucias responsabilidades pudo dedicarse a lo que más le gustaba, disfrutar de los placeres mundanos, de cultivar sus relaciones con embajadores y diplomáticos extranjeros. También tuvo tiempo para enriquecerse y liderar el expolio económico de los judíos y de todos los territorios que caían bajo el yugo alemán.
En 1938 Hitler le designa como su sucesor y su representante en todas las instituciones alcanzando el cenit de su poder e influencia. Pero al estallar la guerra en 1939 queda muy claro que no estaba preparado para soportar los rigores del conflicto y si para amasar una gran fortuna desde su posición de Reichsmarschall (Ministro al frente del plan económico cuatrienal) hasta llegar a convertirlo en uno de los hombres más ricos de Alemania gracias al favor de los empresarios.
Desde 1935 era el responsable de la fuerza aérea alemana, la Luftwaffe. Su capacidad y prestigio fue disminuyendo a medida que los frentes de batalla de Hitler se iban ampliando y Göring fue perdiendo su prestigio y popularidad. La derrota en el enfrentamiento aéreo en la batalla de Inglaterra fue un duro golpe. Pero peor aún fue cuando, en un intento de impresionar a Hitler, en una acción complementaria a la contraofensiva de las Ardenas, lanzó cerca de mil aviones alemanes contra los aeródromos donde operaban los aviones aliados, que supuso la práctica destrucción de la Luftwaffe. Este desastre concedió a los aliados la supremacía aérea hasta el final de la guerra, permitiendo el bombardeo sistemático, sin apenas resistencia, de las principales ciudades de Alemania.
En los últimos meses de la guerra disfrutaba cada vez más de su residencia campestre de Carinhall, donde acumulaba importantes obras de arte. Cuando percibió que se acercaba el colapso final del régimen le hizo despertar su fino olfato político. Ante la falta de capacidad de maniobra de Hitler, que se encontraba recluido en el búnker de la Cancillería y amparándose en un decreto de 1941 que así lo preveía, decidió enviar un telegrama al Führer, en donde le indicaba que si no recibía contraorden en unas horas, asumiría el control del Reich.
Tuvo la mala suerte de que cuando la misiva llegó a su destinatario, éste se encontraba con Martin Bormann y Ribbentrop sus perores enemigos en aquel momento y que sugirieron al Führer su arresto y fusilamiento inmediato por traición. Finalmente Hitler le destituyó de todos sus cargos, le expulsó del partido y ordenó su arresto en su residencia de Berchstesgaden, donde permaneció en una situación un tanto confusa que duró varios días hasta el suicidio de Hitler y la rendición de Alemania.
Acabada la guerra fue capturado por las tropas estadounidenses y procesado en los juicios de Nuremberg. El 1 de enero de 1946 fue declarado culpable de conspiración, crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Fue sentenciado a morir en la horca aunque solicitó ser fusilado como un soldado, pero sin éxito. Unas horas antes de su ejecución se suicidó mediante la ingestión de una cápsula de cianuro. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas esparcidas en el río Isar, evitando finalmente la humillación de morir con la soga al cuello.
El misterio sobre quien el facilitó el veneno mortal aún continúa en la actualidad y será tratado en un próximo capítulo que no debes perderte.
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