9. ERNST SCHÄFER. LOS EXPLORADORES DE HITLER
La raza es la raíz de todas las diferencias entre los seres humanos
(Adolf Hitler)
La búsqueda de los orígenes de un pueblo, de las raíces comunes que identifican a una nación, de los valores que unen a los grupos sociales y determinan su identidad, forma parte de la naturaleza humana, siempre encaminado a investigar lo desconocido. Sin embargo, en ocasiones, estas investigaciones han tenido por objeto demostrar la superioridad de una raza sobre todas las demás, y es precisamente con este propósito que se fundó la Ahnenerbe, cuya estructura quedó integrada poco después de su creación dentro las SS de Himmler.
En contra de lo que pudiera parecer, esta sociedad no nació de la nada, sino que basó su estructura y la mayoría de sus ideas en una organización esotérica conocida como la ¨sociedad Thule¨. Este grupo operativo desde la primera década del siglo XX hasta su prohibición con la llegada de Hitler al poder en 1933 por la legislación antimasónica de 1935 junto a todas las asociaciones esotéricas. Muchas de sus ideas fueron incorporadas a la Ahnenerbe. Himmler formaba parte de esta organización pero Hitler no era partidario del ocultismo y limitó su propagación dentro del partido nazi.
La esvástica con forma de rueda solar utilizada por la organización Thule y el Partido Obrero Alemán
Adolf Hitler consideraba que la humanidad se podía dividir en tres grupos. ¨los fundadores de la cultura, los portadores de la cultura y los destructores de la cultura. Los fundadores de la cultura, según Hitler, eran una raza aria biológicamente distinta, de personas rubias y altas originarias del norte de Europa. Consideraba que, en la prehistoria, la raza aria había sido responsable de todos los desarrollos significativos de la cultura humana. El creía que la mayoría de los alemanes modernos eran descendientes de esos arios y que habían heredado la superioridad biológica con respecto a otras razas. Además Himmler, estaba convencido de que las antiguas civilizaciones griega y romana eran productos de la raza aria.
Fuera de Alemania, la mayoría de los científicos y académicos veían las ideas de Hitler sobre la evolución humana y la prehistoria como carentes de sentido, en parte debido a la ausencia de cualquier evidencia de que en las comunidades del norte de Europa se hubieran originado los principales avances de la Prehistoria, tales como la agricultura y la escritura, las cuales aparecieron primero en Oriente Medio y en Asia.
En julio de 1935, Heinrich Himmler y el erudito germano-holandés Herman Wirth (1885-1981) crearon en Berlín la denominada Studiengesellschaft für Geistesurgeschichte (´Deutsches Ahnenerbe) como una asociación privada que pretendía ser un "organismo de formación ideológico-científico para las SS". Para lograr un control ideológico y financiero total, Himmler ya a finales de ese año terminó convirtiéndola en parte integrante dentro de la estructura de las SS.
Wirth estaba convencido de que las raíces de la raza aria se remontaban a tiempos prehistóricos y sólo recuperando esa herencia ancestral los alemanes podían volver a su gloria original. Formuló los fundamentos de su teoría en 1028 en su trabajo ¨Der Aufgang der Menschleit¨ (El ascenso de la humanidad). Situaba los orígenes de la civilización europea en la isla mitológica de Atlantis, que pensó estaba ubicada en el Atlántico norte, con unas condiciones atmosféricas diferentes, conectando América del Norte y Europa. Sus habitantes supuestamente eran puros de raza aria, influyendo en las culturas no sólo de los europeos, sino también más allá de Europa, de los nativos de América del Norte y de Asia¨. Para confirmar esta hipótesis, citaba los trabajos de geólogos como Wegener, según los cuales los continentes no se quedan inmóviles, sino que están en constante movimiento sobre la superficie en largos intervalos de tiempo (Teoría de la Deriva Continental). Los recuerdos de este antiguo continente fueron preservados por las antiguas leyendas y mitos, etc.
A finales de la década de 1930 crearon una revista mensual titulada Germanien donde divulgaban sus trabajos y se distribuía gratuitamente a todos los líderes de las SS. Para tratar de demostrar sus teorías y donde poder apoyar sus postulados, pusieron en marcha proyectos de investigación y expediciones destinados a encontrar pruebas "científicas" de la superioridad de la racial de los arios.
Portada de la revista mensual Germanien
El primer departamento dentro de la organización fue creado directamente por Wirth, y prestaba particular atención al estudio del antiguo alfabeto rúnico que tanta importancia tendría en la simbología del nazismo. De hecho tal era su admiración por dicho lenguaje que escogió como símbolo para la Ahnenerbe uno de estos emblemas; el de la vida. La primera expedición fuera de Alemania financiada por la Ahnenerbe y con una duración de tres meses, tuvo lugar en agosto de 1936 a Bohuslän en Suecia, conocido por su enorme cantidad de grabados rupestres de petroglifos que Wirth consideraba que eran la evidencia de un antiguo sistema de escritura anterior a todos los sistemas conocidos.
Aunque Himmler compartía la fascinación de Wirth por la prehistoria religiosa, el misticismo y las antiguas tribus nórdicas, la dudosa reputación académica del profesor germano-holandés se convirtió en un motivo de preocupación para la Ahnenerbe. En 1937 Herman Wirth fue destituido como presidente de la sociedad y Himmler lo reemplazó por un erudito de mayor prestigio académico: Walther Wüst, un joven profesor de Estudios Indios y futuro rector de la Universidad de Múnich. Tras el cambio de dirección, la sociedad también pasó a llamarse oficialmente Das Ahnenerbe (Herencia Ancestral). La influencia de Wirth en la Ahnenerbe disminuyó considerablemente hasta caer en el ostracismo, fue castigado con arresto domiciliario, se le prohibió publicar como científico y no se le permitió regresar a Holanda hasta 1945.
Entre 1937 y 1942 la Ahnenerbe financió el estudio de inscripciones rupestres prehistóricas en el norte de Italia y en la costa adriática, centrándose en buscar inscripciones relacionadas con las runas y en demostrar la supuesta herencia indoeuropea y germánica de Roma. También se realizó una expedición hacía lo que era la frontera oriental del Imperio romano, pasando por Rumania, Siria e Iraq.
Después, entre abril de 1938 y mayo de 1939, la Ahnenerbe organizó una de sus iniciativas más famosas, la primera expedición al Tíbet, dirigida por el naturalista alemán Ernst Schäfer (1910-1992) que se había unido a las SS poco después del triunfo nazi de 1933. Schäfer contaba con experiencia en la zona de la frontera India-China-Tíbet al haber estado anteriormente en dos ocasiones. Esta vez tenía un carácter multidisciplinar y estaba compuesta también por otros cuatro expertos, Bruno Beger (antropólogo) que se había unido a las SS en 1935, Karl Wienert (geofísico), Ernst Krause (entomólogo y fotógrafo) y Edmund Geer (experto en técnica y organización).
Todos compartían el mismo objetivo ideológico, rastrear los orígenes de la raza aria, por lo que tratarían de encontrar artefactos culturales y cualquier otro indicio o prueba material que demostrara la supremacía ancestral de los arios, amparándose en la teoría que un desastre acabó con la isla de Atlantis y todos los arios que sobrevivieron se habrían trasladado desde el norte a lugares más seguros, entre ellos la región del Himalaya, especialmente en el Tíbet, mezclándose con los pueblos locales ¨no arios¨, perdiendo los atributos que los ¨habían hecho racialmente superiores¨ a todos los demás pueblos de la tierra.

También debían de comprobar la fundamentación científica de la ¨teoría de la cosmogonía glacial de Hans Hörbiger (1860-1931) que sostenía que todo el cosmos estaba formado por distintos anillos de hielo y que dicho hielo caía constantemente hacia las estrellas y los planetas, incluyendo al sol y la tierra, y era esto lo que permitía nuestra subsistencia biológica ya que, de no ser por este hielo cósmico, la Tierra se habría convertido en u desierto mucho tiempo atrás. En tiempos en los que la ciencia astronómica no estaba desarrollada estas teorías resultaban impactantes aunque ya en ámbitos académicos eran muy cuestionadas, pero habían influido considerablemente en Hans Robert Scultetus jefe de la sección de de la SS-Ahnenerbe denominada ¨Centro de Investigación Geofísica¨ que consideraba podría usarse para proporcionar pronósticos meteorológicos precisos a largo plazo.
El último de los objetivos de la expedición, aunque nos pueda resultar irracional, se centraba en tratar de localizar el reino de Agartha y la ciudad de Shambhala. Según algunas leyendas, allí se encontraba una de la puertas la puerta de acceso al interior de la Tierra y donde se refugiaron los supervivientes de la desaparición de Atlantis. Agartha y Shambhala estarían vinculado a la teoría de la ¨¨Tierra Hueca¨ y que era un tema muy popular en el esoterismo de la época. La teoría de la Tierra hueca disparó la imaginación de muchas personas, especialmente con la publicación del libro del novelista francés Julio Verne, Viaje al centro de la tierra, en 1864. Quizás, la idea de los hinduistas no era la de los reinos dentro de la tierra, sino debajo de la Tierra -que ellos creían plana-. En cualquier caso, la mayor parte de los investigadores consideraban ese mundo como algo intangible e inalcanzable, al que solo se podía llegar con la mente, después de un arduo y complejo proceso de meditación.
Con estos tres objetivos, después de una ardua preparación, partieron del puerto de Génova el 21 de abril de 1938. En mayo de ese año el barco que transportaba a los cinco alemanes y 20 voluntarios de las SS atracó en Colombo, la capital de Siri Lanka, desde allí tomaron otro barco hasta Madrás (actualmente Chennai) para finalmente llegar a Calcuta (Kalkota). La llegada no fue fácil, las autoridades británicas de la India desconfiaban de los alemanes que viajaban y los consideraban espías, su presencia no paso desapercibida, incluso se llegó a publicar en un medio británico local ¨Times of India¨ su presencia.
Viaje de los Expedicionarios Estado de Sikkim (India)Desde la capital de la India se dirigieron al territorio de Sikkim un reino independiente en ese momento (anexionado por la India en 1975), una zona bastante montañosa, casi inaccesible y considerada la puerta natural y frontera norte para entrar en el Tíbet. En este lugar, en la ciudad de Gangtok, se encontraron con la negativa de un funcionario político que les puso dificultades para poder continuar. En la demora, Beger aprovechó para realizar minuciosos análisis de los rasgos físicos de los lugareños, llevando a cabo todo tipo de ¨mediciones craneales¨ (longitud, anchura, circunferencia), así como de su boca y nariz, buscando similitud con los rasgos de los arios. También parece que realizó algún experimento con la población local.
La tenacidad de los cinco alemanes hizo que pudieran partir de Gangtok el 21 de diciembre de 1938, llevaban banderas con esvásticas atadas a sus mulas y equipajes, hizo que a finales del año de 1939 lograran entrar en el Tíbet. La esvástica era un signo difundido en el Tíbet y conocido localmente como ¨yungdrung¨. Es probable que Schäfer y su equipo lo hubieran visto también durante su estancia en la India, donde, entre los hindúes, ha sido considerado durante mucho tiempo un símbolo de buena fortuna.
Yungdrung en el Tibet Ernst Schäfer
Finalmente, tras recorrer 400 km. a través de estepas nevadas y tormentas de nieve llegaron el 19 de enero de 1939 a Lhassa, la capital, donde vivían 25.000 personas y era conocida como la ¨ciudad sagrada¨. Durante el último trayecto, Schaefer se entrega a su afición favorita, la caza para conseguir exóticos especímenes para los museos del Reich, Bruno Beger confirmaría más tarde que Schäfer, en ocasiones llegaba a beber sangre de algunas de sus presas tras haberlas degollado, ya que según decía le conferían ¨fuerza y potencia¨.
Campamento de los Expedicionarios Travesía para llegar a Lhasa
En aquella época, no era fácil adentrarse en el Tíbet, el reino parecía una fortaleza cerrada al mundo. Los británicos habían forzado una cierta apertura cuando en 1903 entraron en el país con su ejército, pero el territorio consiguió mantener un estatus semiautónomo y prohibió el acceso a extranjeros. En ese momento en el Tíbet las cosas estaban en un periodo de transición. El decimotercer Dalai Lama había muerto en 1933 y el nuevo sólo tenía tres años, por lo que el reino budista tibetano estaba siendo controlado por un regente. A su legada, fueron recibidos por las autoridades en el Palacio de Potala para celebrar el Año Nuevo (Losar) de 1939, lo que constituía todo un éxito para una expedición occidental.
Los alemanes fueron tratados muy bien ya que pensaban que los extranjeros estaban realizando investigaciones científicas en áreas como la zoología y la antropología. Lo que desconocían era que que sus huéspedes consideraban que el budismo al igual que el hinduismo eran religiones eran religiones que habían debilitado a los arios que llegaron al Tíbet, y que además habían provocado la pérdida de su espíritu y fuerza.
Cuando parecía que Schafer y los demás podían dedicar más tiempo a las verdaderas ¨investigaciones¨, la expedición alemana se vio bruscamente interrumpida el 1 de septiembre de 1939 por la invasión de Polonia. Himmler hizo las gestiones para que el equipo abandonara la zona bajo dominio británico y volara desde Calcuta lo antes posible y los recibió cuando su avión aterrizó en Múnich. Su expedición tuvo una gran repercusión mediática y fueron homenajeados por las autoridades nazis. Schäfer recibió el Totenkopfring o anillo de honor de las SS, además de una daga honorífica, de manos de Himmler. También fue promovido a la dirección del Instituto de Investigaciones para Asia Interior de las SS-Ahnenerbe.
Sin embargo, y aunque no lograron verificar las descabelladas teorías que pretendían, no regresaron con las manos vacías. Habían logrado reunir unos 2.000 artefactos etnológicos, a recoger unas 7.000 semillas, a medir los cráneos y las facciones de 376 tibetanos, 40.000 fotografías y 18.000 metros de película en blanco y negro. Con todo el material gráfico recopilado, el director Hans Lettow estrenó en 1943 una película documental titulada El enigma del Tíbet (Geheimnis Tíbet), en cuya obra se mostraba la vida cotidiana del país, las danzas populares, ceremonias rituales, el tiro con arco, los templos enclavados en las montañas o los lugares prohibidos de la capital de Lasha. Este documental lo podéis ver al final de este breve resumen.
Como consecuencia de estallar el conflicto bélico, la SS-Ahnenerbe amplió sus departamentos y campos de investigación olvidándose del campo pseudocientífico y propagandístico para actuar como instrumento del terror al servicio del Reich. Una etapa de la que no debemos abstraernos para sólo centrarnos en lo cultural como así hacen la mayoría de los autores.
Por una parte, la dirección dirigió sus actividades a las tierras ¨ocupadas¨ en una labor de expolio donde se recopilaron, clasificaron y enviaron a Alemania todos los artefactos ¨arios que encontraron¨ o incluso relacionados con el mundo de lo oculto, la magia y la superstición. La operación de saqueo iba seguida de la expulsión de las razas consideradas inferiores y la reubicación de todos los alemanes étnicos en los territorios del Reich.
Por otro lado, pusieron en marcha una serie de experimentos médicos que se llevarían a cabo con seres humanos. Desde 1940, la SS-Ahnenerbe formaba parte del Estado Mayor Personal del Reichsführer SS (Himmler) como ¨Oficina A¨. En 1942 el Instituto de Investigaciones Militares cuyo director era Wolfran Sievers (1905-1948), llevó a cabo experimentos con personas, especialmente con prisioneros de campos de concentración. Así, ese mismo año, el doctor Sigmund Rascher (1909-1945) en nombre de la Luftwaffe, comenzó a experimentar con reclusos del campo de concentración de Dachau, cerca de Múnich, para calcular la altura máxima a la que podía sobrevivir el cuerpo humano, y también la temperatura que se podía soportar, exponiendo a algunos prisioneros a temperaturas gélidas para determinar cuanto tiempo podían permanecer vivos los pilotos de la Lufwaffe en agua fría. Ordenado por Himmer fue ejecutado junto a su esposa muy poco antes de finalizar la guerra el 26 de abril de 1945, por haber engañado a todos, al descubrirse que sus hijos no lo eran biológicamente.
En 1942, otro médico que colaboraba con la Ahnenerbe, el jefe del departamento de anatomía de la Universidad en Estrasburgo, August Hilrt (1898-1945), comenzó a realizar experimentos mortales sobre judíos y estudiar esqueletos y cráneos de los cadáveres de prisioneros del campo de exterminio de Auschwitz. Fue clasificado como crímenes de guerra durante el Proceso de Núremberg. Hirt logró evadir a las fuerzas aliadas y según testigos, se suicidó o desapareció antes de poder ser apresado y juzgado.
Wolfram Sievers, como director ejecutivo de la Ahnenerbe y máximo responsable de estos experimentos, si pudo ser juzgado en Nuremeberg, siendo condenado a la pena de muerte y ejecutado en la horca en 1948.
En cuanto a Ernst Schäfer, responsable de la expedición de la Ahnenerbe al Tíbet, también sería juzgado por los aliados, aunque luego sería exonerado, luego que declarara que había sido reclutado forzosamente por las SS. Su colega Bruno Beger, no tendría tanta suerte. Aunque inicialmente fue exonerado por un tribunal de desnazificación, en 1960 fue detenido ante las pruebas de su participación en la colección de cráneos del doctor August Hirt. Fue liberado cuatro meses después y el juicio se celebró finalmente en 1970. Beger afirmó que no sabía que los prisioneros de Auschwitz que estudió serían luego asesinados, siendo condenado a tres años de prisión por ser cómplice en el asesinato de 86 judíos, condena que nunca cumplió debido al tiempo transcurrido.
Schäfer, finalizada la guerra trasladó la mayoría de los llamados ¨tesoros¨ tibetanos, recopilados durante la expedición, a un castillo del Salzburgo al que se trasladó durante el conflicto. Pero una vez llegaron las fuerzas aliadas en 1945, el lugar fue asaltado y la mayoría de los objetos desaparecieron. Además, la vergüenza del pasado nazi hizo que nadie, después de la guerra, tratara de rastrear y localizar el material. Escribió varios libros donde describiría sus viajes y aventuras, como ¨Berge, Buddhas und Baren¨ (Montañas, budas y osos), ayudando también a producir películas sobre el Tibet. Entre 1950 y 1955 se trasladó a América del Sur para continuar sus investigaciones sobre el estudio de las razas indígenas, para posteriormente establecerse en la Baja Sajonia hasta su fallecimiento en 1992.
Antes de finalizar con esta historia a modo de reflexión y volviendo a las antiguas leyendas de los posibles desplazamientos de poblaciones prehistóricas hacia la zona central de asía, alejándonos de cualquier sesgo ideológico o político, es importante reseñar los descubrimientos más recientes.
En la década de los ochenta del siglo XX en la región china de Xinjiang en la meseta del Tarim al norte del Tíbet, se descubrieron una serie de momias, algunas con más de dos mil años de antiguedad en perfecto estado de conservación gracias a la aridez del terreno. Sus rasgos físicos totalmente ajenos al contexto geográfico, ya que eran plenamente caucásicos y que se correspondían con hombres blancos, rubios, de nariz larga, cráneos alargados y ojos hundidos.
Además los restos se hallaron enterrados en ataúdes de barco cubiertos con pieles con remos en la cabeza, en una zona de desierto estéril, práctica desconocida en toda la región y que algunos, en un primer momento, consideraron la posibilidad de que pudiera estar asociada a ritos vikingos.
Hasta el momento las momias caucásicas en China sigue siendo un tema de discusión en las comunidades científicas. Según los últimos estudios genéticos, parece que son descendientes directos de una población asentada desde el Pleistoceno, conocidos como ¨antiguos euroasiáticos del norte (ANE) que son predominantemente de ascendencia euroasiática occidental, relacionada a su vez genéticamente con los cromañones europeos (WHG) y los pueblos antiguos y modernos del oeste de Asia (EHG) que llegaron a Siberia a través de la ¨ruta del norte´. Posteriormente estos grupos (ANE) colonizarían a través de Siberia el continente americano.
Según estos datos, las momias de Tarim, más que ninguna otra población antigua pueden ser consideradas como ¨los mejores representantes¨ de los antiguos euroasiáticos del norte, al haber sobrevivido en una especie de aislamiento o ¨cuello de botella genético¨ donde preservaron y lograron perpetuar su ascendencia ANE en la zona de la cuenca de Tarim hasta llegar a la Edad de Bronce.
En cualquier caso, la vieja teoría, ya clásica, que pretendía demostrar que el origen de la civilización China estaba basado en un substrato totalmente original e independiente, sin influencia exterior alguna, comienza a estar absolutamente cuestionado.
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